La participación de la mujer sea menor o mayor de edad en conductas delictivas se ha disparado notablemente y  su presencia se hace más notoria en delitos de narcotráfico y extorsión.

Es así como las mujeres prestan su identidad  para realizar cobros desde las oficinas de giros, siendo utilizadas por bandas criminales que operan desde centros carcelarios como Picaleña y que se dedican a extorsionar a ciudadanos de bien.

El abogado penalista Wilson Vallejo Franco expresó que son mujeres que no cuentan con ingresos económicos, que viven en sectores deprimidos de la ciudad y que son contactadas por enlaces de los extorsionistas recibiendo una mínima comisión de esos dineros.

Argumentó el profesional que en el momento de ser capturadas son abandonadas por su familia.

Igual sucede con mujeres que son capturadas cuando pretenden ingresar droga en sus partes íntimas a las cárceles.