En una misiva de dos páginas, los arzobispos Luis José Rueda Aparicio, Ómar Alberto Sánchez Cubillos y el obispo Luis Manuel Alí Herrera, manifestaron su preocupación por la decisión del alto tribunal que amplió y garantizó la eutanasia, no sólo para pacientes con enfermedades terminales, sino también para otras enfermedades graves e incurables, motivo por el que realizaron algunas propuestas para contrarestar este fallo. 

"La eutanasia constituye una seria ofensa a la dignidad de la persona humana y fomenta la corrosión de valores fundamentales del orden social. Por lo mismo, ampliar el rango de poblaciones o de casos en que podría ser solicitada la eutanasia, tal y como lo hace la actual providencia de la Corte, o extenderla hacia otras modalidades, lejos de promover un supuesto derecho, constituiría un serio peligro para los más frágiles y vulnerables de nuestra sociedad, sobre quienes pendería el peso de la posible supresión de sus vidas, dando lugar a un serio condicionamiento para el ejercicio de las libertades", se lee en el documento firmado por los obispos católicos del país.

Los miembros del clero católico precisan que lo ideal es que exista un acompañamiento al núcleo familiar, pacientes y personas que han sido diágnosticados con una enfermedad terminal o que tengan un padecimiento de salud grave, con el objetivo de que anlicen y reevaluen la decisión de someterse a una eutanasia. 

"Creemos que las realidades de fragilidad y vulnerabilidad humanas han de asumirse en actitud solidaria, confiados en que el cuidado mutuo puede hacer declinar la intención de suprimir voluntariamente la propia vida, aun en los casos en los que, fundamentados en el conocimiento médico actual, la curación física ya no es posible", acotan.

Agregan que tanto el Estado y como el sistema de salud deben garantizar los cuidados paliativos para quienes se encuentren en etapa terminal o dificultuosa, además de considerar prestar una atención óptima a las comunidades más vulnerables.

También se puede entrever en el texto, que los Obispos enfatizan en que se requiere de ayudas para las familias y cuidadores desprotegidos con recursos económicos e intervención psicosocial, respetando la dignidad del paciente hasta que su deceso sea por muerte natural.

Por su parte, monseñor Francisco Antonio Ceballos Escobar, presidente de la Comisión Episcopal de Promoción y Defensa de la Vida, insiste en que la vida es sagrada desde la concepción hasta el momento de la muerte. "Esa es la posición del catecismo, y por su puesto que es la posición de nosotros como Iglesia", la cual se mantiene pese a documentos como la sentencia 797 del 2014, la resolución 971 del 2021 y el fallo