"El 80% de este virus se parece mucho al del año 2003": Estanislao Nistal

En medio de la pandemia y la búsqueda de alternativas que permitan erradicar el COVID-19, Econoticias se puso en contacto con Estanislao Nistal, virólogo docente de la Universidad CEU San Pablo en Madrid, España, para conocer en qué consiste la estrategia de inmunidad cruzada y cómo podría llegar a convertirse en una solución efectiva.
Inicialmente, Nistal explicó que todas las células del cuerpo poseen una inmunidad innata que se encarga de combatir los agentes dañinos que intentan ingresar al organismo. Sin embargo, como ese filtro no siempre funciona, en algunos casos se produce el desarrollo de enfermedades que entonces empiezan a ser contrarrestadas por la inmunidad adaptativa.
"Con la inmunidad cruzada estamos hablando de la capacidad que ha sido desarrollada por linfocitos tras haber sufrido en el pasado una infección por otro coronavirus distinto al COVID-19, pues se han estimulado y han producido una memoria inmunológica", explicó el académico.
No todos los anticuerpor resultan válidos
Para garantizar la efectividad de la inmunidad cruzada resulta necesario que el ser humano alguna vez momento haya sufrido una infección por algún tipo de coronavirus y además goce de una memoria extendida que permita reconocer y rechazar el COVID-19. Dicho escenario sería posible partiendo de las similitudes que existen entre las proteínas de los virus.
"El 80% de este virus se parece mucho al del año 2003, pero en esa ocasión solo lo sufrieron 8 mil personas en todo el mundo", puntualizó. Así las cosas, el interrogante surge en torno a cómo saber si en el pasado una persona tuvo afectaciones por coronavirus que no son tan lesivos y que incluso podrían haber sido confundidos con una gripa habitual.
Un test rápido podría ser la solución, pues de esa manera se evidenciarían las 'huellas' mediante la exposición total de anticuerpos en cada organismo. No obstante, se debería recurrir a un examen de sangre más especializados para identificar la existencia de los linfocitos que combatirían el COVID-19.
Primeras pruebas
Utilizando sangre conservada desde el año 2015 analizaron la capacidad de reacción frente al nuevo coronavirus; el resultado expuso entre el 30% y 40% de pacientes en capacidad de erradicar el virus. En ese orden de ideas, ahora el análisis podría evaluar la sangre de los pacientes recientemente contagiados para buscar alternativas del mismo orden.
Por último, Estanislao Nistal manifestó que la vacuna que se desarrolla en los Estados Unidos es "muy fuerte", pero también advirtió que pese a la emergencia se debe trabajar con paciencia para lograr la garantía de efectividad.