Crecen choques y descontento tras decisión de Trump sobre Jerusalén
Distintos enfrentamientos estallaron el jueves en Cisjordania y la Franja de Gaza, dejando un saldo de al menos 24 heridos, tras el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel hecho por el presidente de EE. UU., Donald Trump, el miércoles pasado. Incidentes y choques violentos tuvieron lugar entre palestinos y soldados israelíes en diferentes puntos de Ramala, Yanín, Tulkarem, Beni Saleh, Bitunia y Hebrón, entre otros. Según la Media Luna Roja palestina, 108 personas tuvieron que ser atendidas, entre ellas, 77 por inhalación de gas lacrimógeno, cinco por heridas de bala, 19 por balas de goma y el resto por golpes y contusiones.
Mientras Israel considera que todo Jerusalén, tanto el este como el oeste, es su capital “eterna e indivisible”, los palestinos reivindican Jerusalén Este, ocupada y luego anexada por Israel en 1967, como la capital de su Estado. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, afirmó el jueves que “muchos países emularán la decisión del presidente de EE. UU.” de mover su embajada de Tel Aviv a Jerusalén y aseguró que “varios” ya se han contactado con el Ministerio de Relaciones Exteriores en esa ciudad.
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, hizo un pronunciamiento favorable en ese sentido el miércoles y el jueves la Cancillería de la República Checa también se manifestó al respecto, aunque en términos menos categóricos que Trump y hablando solamente de “Jerusalén occidental” como capital. Hace ya varios meses, Rusia se había expresado en este mismo sentido. “No tengo dudas de que cuando la embajada estadounidense se traslade a Jerusalén, e inclusive ya antes de ello, otras embajadas harán lo mismo”, dijo Netanyahu.
Por su parte, un grupo de 250 rabinos le envió una carta a Trump diciéndole que su reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel “es el cumplimiento de las profecías bíblicas”. Del lado israelí no faltan las reservas sobre el desenlace de la situación actual y la complicación que puede haber en el terreno, pero el espíritu general es de celebración. “Lo que hizo Trump es justo, corresponde con la situación real y con nuestra historia”, comentaba Moshe, un comerciante judío en el centro de Jerusalén.
“No tenemos que pedir permiso a nadie para tener nuestra capital como todo el mundo, pero el reconocimiento de EE. UU. tiene un gran peso diplomático”, acotó su compañero de trabajo. Al mismo tiempo, algunos israelíes consultados por la prensa local opinaban que “hay que esperar y ver qué precio” pagará Israel por esto, al tiempo que estimaron que “no es seguro que se pueda confiar en Trump”. Tanto en la comunidad internacional como en los palestinos todavía hay malestar por el reconocimiento hecho por Trump. “Jerusalén es árabe, es palestina e islámica”, dijeron el jueves comerciantes junto a la puerta de Damasco en la Ciudad Vieja, mientras enarbolaban banderas palestinas. “Trump nos ha traicionado, no le podemos creer nada y no sirve para mediar”, aseguró Muhamad, un joven árabe.
El grupo islamista Hamás el jueves a los palestinos a un nuevo levantamiento contra Israel. “Deberíamos trabajar para lanzar una intifada frente al enemigo sionista”, declaró en Gaza el jefe del grupo, Ismail Haniye. Se espera que este viernes, durante el ‘Día de furia’, se produzcan manifestaciones en Cisjordania y a lo largo de la frontera con Gaza. Además, hay expectativa por lo que suceda tras las plegarias en la mezquita musulmana de Al-Aqsa, en Jerusalén. Desde Ramala, el liderazgo de la Autoridad Palestina (ANP) intentaba maniobrar entre las protestas de la calle y sus propias críticas a Trump y la renuencia a una nueva ola de abierta violencia que no pueda controlar.
Mientras Haniye afirmó que “la decisión de EE. UU. era una declaración de guerra”, una “agresión contra los palestinos y sus santuarios”, desde la oficina del presidente de la ANP, Mahmud Abás, se oía un tono un tanto distinto. Naser Al-Qidwa, uno de sus asesores, exhortó a los palestinos a protestar, “pero de forma pacífica”. Abás viajó el jueves a Amán para reunirse con el rey de Jordania, Abdalá II, y desde allí afirmaron que “cualquier medida que altere el estatuto legal e histórico de Jerusalén es inválida. En la noche del jueves, dos cohetes fueron disparados desde la Franja de Gaza hacia el sur de Israel, lo que detonó las alarmas, pero al parecer no llegaron a cruzar la frontera y cayeron dentro de la propia Gaza.
Tomado de: eltiempo.com