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Peligro en cada sorbo de agua: la contaminación del agua en Tolima

No podemos permitir que el silencio institucional condene a más personas a sufrir las devastadoras consecuencias de la contaminación del agua.
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10 Feb 2025 - 16:13 COT por Ecos del Combeima

La contaminación por metales pesados en el agua del Tolima no es una amenaza futura: es una realidad presente que ya está impactando la salud de la población. Un estudio reciente de la Universidad Nacional de Colombia ha revelado la presencia alarmante de cadmio (Cd), plomo (Pb) y arsénico (As) en fuentes hídricas del departamento, con concentraciones que superan los niveles permitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas sustancias no solo son altamente tóxicas, sino que además están directamente relacionadas con el aumento de casos de enfermedad renal crónica en la región.

Para analizar esta relación, la profesora Prieto y Gustavo Andrés Castillo Flórez, magíster en Salud Pública de la UNAL, estudiaron cientos de datos del Índice de Riesgo de la Calidad del Agua (IRCA) y los contrastaron con diagnósticos de enfermedad renal. Los resultados son alarmantes:

Los municipios con mayor número de casos de enfermedades renales en el periodo analizado fueron:
•    Ibagué: 32.781 personas diagnosticadas (62,34 % del total del departamento).
•    Espinal: 3.993 casos.
•    Guamo: 1.851 casos.
•    Mariquita: 1.654 casos.
•    Honda: 1.021 casos.
•    Melgar: 1.003 casos.
•    Líbano: 821 casos.
•    Chaparral: 687 casos.
•    Flandes: 653 casos.

Estos datos, obtenidos del Sistema Integral de Información de la Protección Social (Sispro), fueron correlacionados con la información del Sistema de Vigilancia de la Calidad del Agua para Consumo Humano (Sivicap), confirmando que la presencia de metales pesados en el agua tiene una relación directa con el incremento de patologías renales.

Fuentes de contaminación: un ecosistema deteriorado

Según el estudio antes citado, la presencia de metales pesados en el agua del Tolima tiene múltiples causas, todas derivadas de actividades humanas sin control y la ausencia de medidas regulatorias eficaces. Las actividades industriales han convertido los cuerpos de agua en vertederos químicos donde se descargan residuos tóxicos sin tratamiento adecuado, liberando plomo, mercurio y arsénico en los ríos y afluentes de la región. La agricultura intensiva, impulsada por el uso de fertilizantes fosfatados y pesticidas con alto contenido de cadmio, ha agravado la contaminación, ya que estos metales pesados se infiltran en el suelo y llegan a las fuentes hídricas. A esto se suma la minería legal e ilegal, que ha acelerado la liberación de metales pesados a través del uso de mercurio en la extracción de oro, una práctica que persiste a pesar de sus devastadores efectos sobre la salud y el medio ambiente. Además, la falta de plantas de tratamiento de aguas residuales ha permitido que desechos domésticos y urbanos sean vertidos directamente en ríos y quebradas sin ningún tipo de depuración, aumentando la carga de contaminantes.

Las devastadoras consecuencias de la contaminación del agua

La contaminación del agua en el Tolima tiene un impacto devastador en la salud pública. La bioacumulación de metales pesados, como cadmio, plomo y arsénico, está relacionada con graves enfermedades. El cadmio provoca nefropatía crónica, afectando incluso a jóvenes de 15 a 20 años. El plomo causa daño neurológico en niños y enfermedades cardiovasculares en adultos. El arsénico, altamente cancerígeno, incrementa el riesgo de diversos tipos de cáncer y trastornos neurológicos. Estos hallazgos evidencian una crisis sanitaria con consecuencias irreversibles.

El problema no se limita a los efectos individuales sobre la salud. La contaminación del agua también está afectando la seguridad alimentaria y la economía local. Los metales pesados se acumulan en peces y cultivos regados con agua contaminada, lo que significa que la exposición no se limita solo al consumo directo de agua, sino que también ocurre a través de la alimentación. La pesca y la agricultura, actividades fundamentales en la región, están en riesgo, ya que los productos contaminados pierden calidad y representan un peligro para la salud de quienes los consumen.

El colapso de los ecosistemas hídricos del Tolima es un problema que trasciende lo ambiental y se convierte en una crisis humanitaria. Si las autoridades siguen ignorando esta realidad, el número de afectados seguirá en aumento, comprometiendo no solo la salud de la población actual, sino también el bienestar de las futuras generaciones. El agua contaminada está enfermando a miles de personas y cobrando vidas en silencio. Es momento de que el Estado actúe antes de que la crisis se vuelva irreversible.

Frente a estos alarmantes hallazgos, es imperativo que la gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, y la alcaldesa de Ibagué, Johana Aranda, se pronuncien de inmediato y asuman el liderazgo en la gestión de esta crisis. La contaminación del agua en el departamento está enfermando a miles de personas y poniendo en riesgo la salud de las futuras generaciones. No se puede seguir ignorando la evidencia científica ni postergando las decisiones necesarias. Se requiere una intervención urgente para mitigar el impacto de los metales pesados en el agua, fortalecer la fiscalización ambiental y garantizar el acceso a agua potable segura para toda la población. La ciudadanía merece respuestas y soluciones concretas. No podemos permitir que el silencio institucional condene a más personas a sufrir las devastadoras consecuencias de la contaminación del agua.
 

Nicolas Alvarez Bernal
Economista
Universidad Nacional de Colombia

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