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La Venezuela de antier

Ojalá el progresismo democrático que gobierna al Brasil, México y Colombia no sirva de refugio para tal tiranía y continuismo del régimen de Maduro, ojalá, ojalá.
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Álvaro Montoya
Crédito
Ecos del Combeima
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4 Ago 2024 - 7:40 COT por Álvaro Montoya

Vergüenza es lo que nos ha hecho pasar el dictador Maduro, mencionando como su gran consejero al presidente de los colombianos, y más cuando trata de engañar al mundo democrático abusando de los buenos procederes que tiene una contienda electoral donde la expresión popular impone el destino nacional.

Por ello la Venezuela de Antier, no es solo un hermoso parque temático ubicado en el Estado Mérida, sino la antesala al icónico Pico de Bolívar como la montaña más alta de Venezuela, y referente de lo grande y extraordinario que fue ese país cuna de nuestro libertador.  Venezuela, bella, única, llena de oportunidades y de gente buena, que un día cualquiera se cansó y quiso rechazar tanta corrupción, y con un voto protesta entregó el poder absoluto al entonces coronel Hugo Rafael Chávez Frías.

Vivíamos en Barquisimeto capital del Estado Lara, trabajando y disfrutando de todo lo bueno que tenía el Venezuela de entonces, donde además presenciamos de primera mano la decadencia del Copei como partido de gobierno y el descrédito de toda la clase política tradicional, tanto así que se volvió indescriptible el fervor popular sentido en las elecciones de 1.998 y luego expresado en la transición presidencial.  

Bien recuerdo que la Corina de esos tiempos llamada a reemplazar al presidente Rafael Caldera, era la ex Miss Universo y alcaldesa de Chacao Irene Sáez, cuyo peor error fue dejarse acompañar de Caldera y un partido repleto de toda esa clase política desprestigiada por tanto desgreño y abuso del poder.

El pueblo venezolano votó por Chávez pensando que era el antídoto para ese mal, y el mismo se ayudaba con su carisma y afinado discurso de anticorrupción como combustible para votar contra el continuismo que representaba el Copei y su nueva candidata presidencial.  La rebeldía del coronel, su talante y buen discurso contra la clase política tradicional, lo llevó al poder.

Fue ese Chávez sin duda un fenómeno político continental, se echó al bolsillo toda la nación venezolana empezando por la comunidad empresarial, donde su gobierno incluso ayudaba con parte de las nominas y otros incentivos que hicieron de ese tiempo inmejorable y de la convivencia nacional una armonía absoluta.

Ya para el año 2.000 y segundo del periodo Chaves, Venezuela creció económicamente en un 3,7%, su balanza comercial fue positiva, Colombia se convirtió en el primer destino de sus exportaciones no tradicionales por encima incluso de los Estados Unidos, como también en su mayor proveedor, ahí sí después de EU que proveía casi el 50% de sus importaciones.  

Su frontera de 2.216 kilómetros con Colombia, era sin duda la más dinámica del continente, con un intercambio comercial que se cuantificaba en miles de millones de dólares, y no solo en miles como sucede hoy en día; era el país más rico de Suramérica y también la economía número 37 de todo el mundo. Venezuela alcanzó para el segundo año de Chávez, una producción diaria de petróleo por encima de los 3 millones de barriles y su petrolera PDVSA se convirtió en una verdadera joya de la corona para los norteamericanos que la cuidaban como si fuera propia.

Segundo año donde todo era primavera y ya teníamos cédula de residente más de un millón de colombianos, y el mejor aliado de ese Chávez era su propio pueblo y también los colombianos que allí vivíamos, pues llegó a tener sin duda más popularidad en Venezuela que la obtenida en su mejor momento por el expresidente Uribe en Colombia

Todo bien, todo bien, hasta que se creyó un líder global y buscó aliarse con los países más frágiles democráticamente como Cuba, Nicaragua y algunos del medio oriente, y ahí todo empezó a ir mal, tanto así que en su tercer año se desfiguró después del fallido golpe e hizo trizas la constitución política venezolana para reelegirse y quedarse por siempre. Y un cuarto de siglo después, aún Venezuela no logra superar ese error histórico de saltar al vacío por tratar de extirpar la corrupción hipotecando su propia libertad.

Ojalá el progresismo democrático que gobierna al Brasil, México y Colombia no sirva de refugio para tal tiranía y continuismo del régimen de Maduro, ojalá, ojalá.