La Iglesia del Carmen de Ibagué celebra 100 años de historia, fe y patrimonio
Este 29 de enero, la comunidad católica de Ibagué conmemoró el centenario de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, un hito en la historia religiosa y arquitectónica de la ciudad. El padre Juan Carlos Herrera, párroco del templo, compartió detalles sobre las celebraciones y el valor de este emblemático espacio de fe.
Un siglo de fe y tradición
Las festividades iniciaron con la Caravana Mariana, una peregrinación desde la parroquia que incluyó un rosario meditado con la participación de jóvenes feligreses. La jornada también contó con un espacio de integración, juegos pirotécnicos y el tradicional toque de campanas a las 5:00 a. m., una costumbre que no se realizaba desde 2010.
El momento central fue la Santa Misa solemne, presidida por el arzobispo de Ibagué, monseñor Orlando Roa, quien destacó la importancia espiritual y cultural del templo. Además, se ofreció un recorrido histórico sobre el impacto de la parroquia en la ciudad, resaltando su diseño arquitectónico con sus icónicas torres encebolladas, obra del arquitecto italiano Giovanni Buscaglione.
El padre Herrera anunció que las celebraciones no se limitarán a esta fecha, sino que continuarán a lo largo del año con actividades especiales cada mes. Entre ellas, se realizarán encuentros de formación espiritual y el jubileo de los conductores, que tendrá lugar el 15 de julio. Para este evento, se organizarán jornadas de preparación el día 16 de cada mes, con la imposición del escapulario y la bendición de manos para los transportadores.
Un ícono arquitectónico e histórico
Más que un lugar de culto, la Iglesia del Carmen es un referente arquitectónico de la ciudad. Diseñada por Giovanni Buscaglione y construida en 1925, su estilo neobizantino pertenece al historicismo, un movimiento arquitectónico inspirado en la estética de Estambul. Su diseño destaca por el preciosismo de sus cúpulas, la ornamentación detallada y el uso estratégico de la luz.
Originalmente, la iglesia fue proyectada con una sola torre, pero Buscaglione propuso la doble cúpula acebollada que hoy la distingue. Junto a la parroquia se encontraba el claustro de San José, un centro de formación en artes y oficios donde los estudiantes se capacitaban en tipografía, litografía y zapatería, contribuyendo al desarrollo urbano e industrial de Ibagué.
El historiador Pedro Sosa, fundador de la Academia de Historia del Tolima, considera a la Iglesia del Carmen una de las más bellas de Latinoamérica, comparable con la Catedral Primada de Bogotá y la Catedral de Manizales. Su construcción, en cemento armado, material transportado en mula desde Honda y otros municipios, marcó una de las primeras grandes obras de Ibagué tras la Guerra de los Mil Días.
En su interior, el templo ofrece un viaje al pasado a través de sus frescos y pinturas. Entre sus obras más representativas se encuentran las representaciones de Moisés y los Diez Mandamientos, la Santísima Trinidad y la Virgen del Carmen, creadas por un pintor que llegó a Colombia huyendo de la Segunda Guerra Mundial. Este artista también diseñó la estampilla de Luz Marina Zuluaga, la primera Miss Universo de Colombia.
El templo también está vinculado al legado literario de Ibagué. El poeta Martín Pomada, devoto de la iglesia, apodó cariñosamente al Divino Niño como 'el divino princesito', resaltando su afecto y respeto por esta figura religiosa.
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Más que un templo, un símbolo de transformación
Desde su construcción, la Iglesia del Carmen ha sido un símbolo de transformación en Ibagué, este templo representó una ruptura con las condiciones de dominación colonial, integrando elementos de heroísmo indígena y oriental en su diseño. Su edificación coincidió con importantes cambios políticos y económicos en la ciudad, convirtiéndose en un punto de encuentro entre la burguesía industrial, la educación y el fortalecimiento de la Iglesia en el siglo XX.
Con el respaldo del Estado y la Sociedad Salesiana desde 1904, la iglesia se convirtió en la obra arquitectónica más importante de Ibagué en su época. Su construcción no solo embelleció el paisaje urbano, sino que también impulsó la modernización de la ciudad, integrando la educación, la industria y la espiritualidad en un mismo espacio.
Hoy, 100 años después, la Iglesia del Carmen sigue siendo un patrimonio vivo, un símbolo de identidad y fe para creyentes y visitantes, un testimonio del pasado que se mantiene como un legado para las futuras generaciones.
