En medio de las investigaciones que adelantan la Fiscalía General de la Nación y la Contraloría General de la República por el escándalo de los XX Juegos Deportivos Nacionales, se conocieron documentos oficiales y externos que validan la calidad de los diseños de los escenarios deportivos.

Por un lado, a las declaraciones públicas hechas en octubre de 2014 por Alberto Franco –coordinador de Infraestructura Deportiva de Juegos Nacionales de Coldeportes- mediante las cuales confirmó que los estudios entregados por la firma española cumplían con los requerimientos técnicos establecidos en el contrato, se sumó el comunicado oficial de esta misma entidad del 15 de abril de 2016 por medio del cual se asegura que “una vez se superó? la etapa de aprobación de los proyectos se procedió? a suscribir los convenios de cofinanciación con dicho municipio para la construcción de los escenarios a principios de diciembre de 2014”. 

Esta misma conclusión fue encontrada en los certificados del 23 de febrero y el 24 de noviembre de 2015 firmados por el entonces gerente del IMDRI, Carlos Heberto Ángel, mediante los cuales se asegura que la compañía “realizó los trabajos reflejados en el contrato a cabalidad, con un alto nivel técnico y a plena satisfacción” de la entidad municipal.

Por otro lado, un dictamen pericial independiente, sellado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid –COAM-, corporación independiente de derecho público con más de 80 años de trayectoria, asegura que:

“Contenido del proyecto: la documentación presentada (condiciones técnicas y administrativas, generalidades y condiciones del proyecto) es completa, tiene contenidos claros, adecuados y suficientes para la ejecución de las determinadas obras de construcción. 

Suficiencia documental para poder construir: la descripción del diseño, estructura, sistemas, instalaciones y diferentes productos que se refleja en las memorias, planos y pliego de condiciones, así como en el presupuesto del proyecto, es suficiente y correcta para la ejecución de las obras”. 

Todo ello abre un nuevo capítulo a esta historia, pues genera algunas preguntas como: ¿por qué las obras no se realizaron dentro del tiempo establecido si los estudios fueron entregados por TYPSA en los plazos comprometidos y con la calidad necesaria?; ¿hubo retrasos en el proceso de adjudicación de los contratos de los constructores?; ¿por qué una vez adjudicados los contratos de construcción, las obras no se entregaron a tiempo?