El suplicio que padecen los ibaguereños por la proliferación de bares, tabernas y discotecas, las cuales convirtieron toda la ciudad en una zona de entretenimiento nocturno, parece estar lejos de acabar. 

De acuerdo con el columnista Andrés Forero, es usual encontrar desorden y exceso de ruido en espacios residenciales por cuenta de pequeños negocios que no cumplen con las condiciones para la venta y consumo de bebidas embriagantes.

“A diferencia de lo que ocurre con los amigos de Asobares, que son discotecas y bares que pagan impuestos y que se someten al riguroso control de las autoridades, estos establecimientos parecen no tener 'ni Dios ni ley'. Exceden los horarios de funcionamiento y abren las puertas temprano”, denunció Forero en entrevista con Ecos del Combeima.

Y es que estos pequeños negocios - que pasan por alto las normas de convivencia - estarían excediendo las capacidades operativas de las autoridades. 

Auerio Reyes, director de Justicia de Ibagué, explicó que existe una serie de circunstancias que dificultan el control. 

El primero de ellos está relacionado con los requisitos para aplicar las sanciones que establece la normatividad. “La Policía Nacional deberá imponer medidas correctivas, pero, de acuerdo con el análisis de la Corte Constitucional, para tomar esa decisión se debe tener un concepto de una autoridad ambiental”, dijo el funcionario.

Problema que intentaron resolver contratando un ingeniero de sonido con un equipo técnico que pueda establecer en qué ‘cantinas’ se están excediendo los niveles de ruido permitidos.

“El año pasado hicimos 285 mediciones a establecimientos públicos”, dijo Reyes. 

En todo caso, el director de Justicia sostuvo que son tantos los casos que se reportan en la ciudad que el tema “termina siendo un desgaste para las autoridades de policía y la administración. Es desbordada esa queja ciudadana por la indisciplina social que gira en torno a las actividades económicas”.

Y agregó: “En la comuna Siete, un fin de semana es desbordado el ruido y los comportamientos contrarios en torno al desarrollo de actividades económicas en bares y los famosos gastrobares. Pero la Policía debe decidir, y en una ponderación de importancia, si atiende la riña donde está en riesgo la vida de una persona o, por el contrario, se va a apagar la música de un establecimiento o de un apartamento en un conjunto residencial”.

Por su parte, Reyes informó que se está volviendo a verificar el cumplimiento del horario de funcionamiento de este tipo de negocios. Unos esfuerzos que serán infructuosos si no se logra trabajar en la cultura ciudadana y el buen comportamiento.