Orgullo: joven ibaguereño condecorado por el Ministerio de Educación
Se trata de Nicolás Santiago Díaz, estudiante de Derecho de la Universidad de Ibagué, fue exaltado por el Ministerio de Educación, tras haber alcanzado puntuación sobresaliente en las Pruebas Saber Pro 2020, un reconocimiento que le entrega la posibilidad de proyectar sus estudios de posgrado con becas condenables en universidades nacionales para continuar su formación.
Su sorpresa al ser notificado no fue menor: “Mi madre me contó la noticia, pues yo no sabía de la existencia de esta exaltación, saber que, junto al reconocimiento, va implícita la posibilidad de continuar estudiando, me emociona mucho” agregó el ibaguereño.
Frente a sus intereses académicos, lo atrae la filosofía, sin desprenderse del todo del gusto por el derecho administrativo. “En este instante no tengo decididas mis líneas de estudio. Pertenezco al semillero de investigación Ius Sofus, en el cual se abordan temas de filosofía y política".
Por otra parte, Nicolás manifiesta que, “siempre me han gustado las ciencias humanas, en especial la filosofía, pero también me siento interesado por el derecho administrativo. Con el tiempo decidiré”. En un rango de 0 a 300, Nicolás obtuvo 243, razón por la que hace parte de los mejores estudiantes del país y pone, en el ámbito nacional, el nombre de su alma mater.
Según Nicolás Díaz, “tendemos a veces a una percepción errónea de querer saber más que un profesor, cuando el profesor tiene mayor formación y se ha capacitado para enseñarnos a nosotros los estudiantes. En el semillero aprendí a pensar y esa habilidad reflexiva fue determinante para los resultados que obtuve en Saber Pro”.
Además, el joven estudiante reconoce que gran parte de su formación y los resultados obtenidos en la prueba están ligados al papel que han desempeñado los profesores Juan Manuel Barrero y Julio César Montañez, del semillero de investigación, Ius Sofus.
“Uno como estudiante de Derecho tiende a cuestionarlo todo y eso puede ser un obstáculo para el aprendizaje. En Ius Sofus realmente me percaté de que escuchar y no debatir sin motivo me permitía aprender mucho más”, argumentó.