La comunidad de Irazú exige soluciones para sus deterioradas vías
La comunidad del barrio Irazú, un pequeño sector en la parte alta de Ibagué, ha sido testigo de décadas de desinterés por parte de las autoridades municipales. Con aproximadamente 45 viviendas, los residentes han intentado, una y otra vez, que la administración local tome cartas en el asunto respecto al estado de sus calles, particularmente la calle primera, que conecta con la cancha pública del barrio.
Germán Delgado, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAL), relata cómo la comunidad ha tenido que valerse por sí misma para mantener la transitabilidad de sus calles. "Hace seis años, la alcaldía nos entregó un asfalto de desecho, el material que queda cuando se raspan otras calles. Con eso organizamos una pavimentación precaria, pero, como era de esperarse, el deterioro ha sido inevitable", explica Delgado. Actualmente, la calle está en un estado tan deplorable que representa un peligro para los residentes, especialmente para aquellos de la tercera edad, quienes constituyen la mayoría de la población del barrio.
El problema, sin embargo, no se limita a la calle 1, entre carrera Sexta y Séptima. Delgado menciona que el otro acceso principal, la calle 2, también se encuentra en franco deterioro. "Hemos intentado organizarnos con recursos propios para tapar los huecos, pero el costo es elevado. Las pavimentaciones son caras, y la ayuda de la alcaldía es casi inexistente", afirma.
La respuesta de la administración municipal, según Delgado, siempre ha sido la misma: no hay presupuesto. Este argumento ha dejado a la comunidad de Irazú en una situación de abandono. "La malla vial de Ibagué está en crisis, pero parece que no hay un registro claro de las calles que requieren atención urgente. En otros lugares, como Bucaramanga, se ha logrado sectorizar y organizar la infraestructura vial, pero aquí reina el desorden", critica el líder comunitario.
Además de los riesgos físicos, el estado de las vías afecta directamente la salud de los habitantes. El polvo levantado por los vehículos, especialmente por las busetas escolares del Colegio Tolimense, agrava las condiciones respiratorias de los residentes. "Es un problema de salud pública que no se está tomando en cuenta", advierte Delgado.
A pesar de todo, la comunidad no ha perdido la esperanza. Han propuesto a la alcaldía que les proporcionen el material, mientras ellos mismos se encargarían de la mano de obra, aunque la avanzada edad de muchos habitantes limita su capacidad para llevar a cabo este tipo de trabajos. "Seguimos insistiendo, seguimos buscando opciones. No podemos dejar que nuestras calles se vuelvan intransitables por completo", concluye Delgado.
La falta de una respuesta efectiva por parte de las autoridades refleja una problemática, donde la falta de organización y planificación deja a comunidades enteras en el olvido. Mientras tanto, los residentes de Irazú siguen luchando por unas vías dignas que les permitan vivir con seguridad y tranquilidad.