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Ibagué
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La salud en cuidados intensivos por falta de especialistas

<p>La ciudad s&oacute;lo cuenta con un hemat&oacute;logo, dos reumat&oacute;logos y dos fisiatras. Tambi&eacute;n hay d&eacute;ficit de onc&oacute;logos, entre otras especialidades.</p>
26 Ago 2010 - 14:16 COT por Ecos del Combeima

Un preocupante déficit de médicos especialistas se registra en Ibagué, por lo que sus habitantes tienen que esperar hasta cuatro meses para que les asignen una cita cuando el tiempo máximo de espera no debe superar las tres semanas según Gentil Gómez, magistrado del Tribunal de Ética Médica.
Pero hay historias mucho más dramáticas cuyo desenlace es fatal. Este es el caso de Nelson Javier Goyoneche, un joven de 22 años usuario de Caprecom EPS-S, quien murió el 20 de octubre de 2009, debido a que le fue interrumpido el tratamiento al que era sometido luego que le detectaran un cáncer que inició en el fémur de su pierna derecha y que después hizo metástasis en uno de sus pulmones.
“Aunque inicialmente recibió atención especializada en el Instituto Nacional de Cancerología, después el tratamiento se suspendió debido a que Caprecom no tenía contrato con esa entidad. Además esa EPS-S tampoco tenía contratado a un oncólogo en Ibagué. Durante ese periodo de tiempo el cáncer avanzó y mi primo murió esperando a que lo operaran”, dice uno de sus familiares.
Ana Deisy Meneses, presidenta de la Red de Veeduría a los Servicios de Salud, sostiene que la muerte de este joven se pudo evitar, pero que en este caso no se garantizó una atención especializada de manera oportuna.
“Pasaron seis meses desde los primeros dolores en la pierna hasta que lo remitieron a un especialista. La familia presentó una denuncia penal y también por negligencia médica, las que están pendiente de resolverse”, explica la veedora.
Otro caso es el de Claudia Díaz, una paciente de 33 años de edad, quien murió a la espera de que un oncólogo autorizara una cirugía para extraerle un tumor que tenía en el abdomen. 
A Claudia, en la EPS-S SolSalud solo le formularon analgésicos luego consultar a los médicos en repetidas ocasiones por un fuerte dolor abdominal durante un año.
Después de ser valorada por un especialista le detectaron con una biopsia que se trataba de un tumor. “Por ahorrar costos, la EPS no la remitía al especialista. Tuvo que padecer un año sus dolores hasta que su caso llegó al oncólogo, cuya agenda estaba congestionada. Tenía muchas citas acumuladas y ni siquiera tenía renovado su contrato con SolSalud, lo que hizo más lento todo”, relata Ana Deisy Meneses, presidenta de la Veeduría de Salud del Tolima.
Luego de que le detectaran el tumor, Claudia tuvo que esperar tres meses para que le autorizaran la cirugía, pero ya era demasiado tarde. Murió el 4 de marzo de 2010. “Infortunadamente no aguantó y se nos murió sencillamente porque la EPS no hizo nada por salvar su vida. Esto nos lleva a pensar que la salud se volvió en un negocio”, dice Ana Deisy, agregando que en Ibagué solo existen cinco oncólogos para atender toda la población del departamento, lo que ha causado graves problemas en la salud incluso llevando a la muerte como en este caso.
Pero no solo la falta de oncólogos ha generado tragedias. El déficit de hematólogos, especialistas en enfermedades de la sangre, también es un asunto sensible debido a que en Ibagué sólo existe un profesional en esta área y lo peor del caso es que solo trabaja de lunes a viernes.
Prueba del caos que se puede causar por esta falencia es el caso de María Patricia Yepes, de 40 años de edad, afiliada a la Red de Servicios de Comfenalco Subsidiado, quien tras vomitar en repetidas ocasiones sangre y presentar hemorragia rectal, llegó el sábado 12 de junio al Hospital San Francisco a pedir ayuda médica donde le detectaron un problema de anemia, requiriendo con urgencia ser valorada por un hematólogo, pero solo pudo ser atendida por Jorge Enrique Lozano Bernal, único médico con dicha especialidad en la ciudad, hasta el lunes 14 de junio a las dos de la tarde gracias a la intervención de la Veeduría de Salud que inició el trámite para trasladarla al hospital Federico Lleras, donde no había podido porque no habían camas disponibles y porque tampoco había autorización de la Secretaría de Salud para que el costo de la atención fuera asumido por el Fondo de Solidaridad, Fosyga.
“Cuando nosotros entramos al caso, Patricia se estaba muriendo y todo por una supuesta falta de cama que no era verdad porque si la había. Era pura negligencia”, dice Ana Deisy Meneses, frente a este caso que fue denunciado ante la Superintendencia de Salud.
Por fortuna este caso tuvo un desenlace feliz, pero enciende las alarmas frente a la necesidad de tener más hematólogos en la ciudad así como otros especialistas.
Por falta de especialistas, pagan consulta particular
Los usuarios de salud se quejan con frecuencia por la falta de especialistas y dicen que en muchos casos deben sacar plata de su bolsillo pese a que están afiliados a una EPS.
Lucila Quiñones, un ama de casa de 51 años residente en el barrio Gaitán, tuvo que pagar 150 mil  pesos para que un dermatólogo la atendiera en su consultorio particular, luego que Saludcoop le asignara una cita a cuatro meses.
“Lo más grave es que al término de la consulta el dermatólogo ordenó una biopsia, ante la posibilidad de que se trate de un cáncer de piel”, relata la angustiada mujer.
La falta de especialistas es un hecho evidente. Las estadísticas no mienten. Gentil Gómez, magistrado del Tribunal de Ética Médica, dice que apenas 350 de los mil médicos que tiene Ibagué son especialistas, lo que desborda la capacidad para atender a cerca de 550 mil habitantes.
“Se necesitan hematólogos, sólo hay uno en la ciudad. Lo mismo que endocrinólogos, fisiatras, pues únicamente contamos con dos especialistas en esta área. También se requieren más internistas, neumólogos, pediatras, nefrólogos, dermatólogos, gastroenterólogos, entre otras especialidades”, señala.
Gómez recomienda que para compensar el desbalance en un sistema que cada día recibe más pacientes, pero sin el número adecuado de profesionales, se debe promover la formación de especialistas y mejorar el salario de tal forma que quienes concluyan sus estudios se sientan motivados para seguir en Colombia y no se vayan del país.
“Son muchos los especialistas que prefieren trabajar en el exterior. La fuga de cerebros se estimula por los bajos salarios que se ofrecen en Colombia”, explica.