Pero más allá de una acción de una acción cultural y recreativa, se requieren soluciones a muchos aspectos que van en contra-vía a que este centro de comercialización, ubicado en un sector muy céntrico de la ciudad, sea un generador de dinámicas y actividad económica como de mercadeo social.

Temas como el manejo del aseo, de las basuras, las condiciones sanitarias, el estado de deterioro de la misma planta física de la plaza, al igual que un manejo administrativo acorde con la finalidad social de este establecimiento, requieren de un buen nivel de atención de parte de la reciente administración que acaba de recibir la Alcaldía de Ibagué.

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“Está muy bien que hayan hecho esta actividad porque le da otro ambiente y armonía a la plaza pero para que la gente vuelva a la 28, necesitamos que nos la arreglen como lo han hecho con las otras plazas de la ciudad, mientras que acá no han invertido nada, por ejemplo, en la zona donde se venden los bizcochos hay un sifón que está tapado desde hace más de ocho meses y a pesar que se lo vivimos diciendo a los administradores no hay ninguna solución, hay puestos desocupados desde hace mucho tiempo que se han convertido en criadero de ratones de plagas y donde los indigentes dejan basuras, duermen allí y no se ve freno a lo que pasa”, manifestó Ibeth Varón, una de las comerciantes afectadas.

Agregó que los malos olores inundan constantemente el centro de comercialización donde se expenden alimentos, lo que ha hecho que muchas personas no vuelvan, así mismo, no hay baterías sanitarias adecuadas e higiénicas para el servicio de los usuarios y los clientes que llegan a comprar por eso hizo el llamado a la Alcaldía, a Infibagué y a la administración en general para que brinden soluciones.

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“Quienes residimos en los alrededores de la Plaza de la 28, necesitamos que la gerencia de Infibagué, se apersone de la situación y se enteren del padecimiento que venimos sufriendo debido a la contaminación que los habitantes de la calle o indigentes, vienen generando como sucede por la calle del Liceo Nacional donde les pagas a los indigentes los propietarios de los negocios para que les boten las basuras y estas personas las dejan en el andén de ese sector, convirtiéndola permanentemente en un muladar donde se propagan roedores, moscas y olores a pescado descompuesto, carnes, pollo y vegetales que se pudren hacen imposible el tránsito de las personas”, afirmó Catalina Albarello residente de la zona.

Además expresó que el lugar como es frecuentado por estas personas, van a hacer sus necesidades fisiológicas y a consumir sustancias psico activas lo que genera grave inseguridad, malestar para la comunidad e hizo el llamado para que les atiendan y brinden soluciones a esta problemática.