Esta mañana en las instalaciones de la Universidad de Ibagué se dieron a conocer los resultados de la Encuesta de Percepción Ciudadana mediante la cual se establece un paralelo entre diferentes aspectos de ciudad, directamente relacionados con el bienestar y la calidad de vida, durante los años 2017, 2018 y 2019.

La Administración Municipal se ‘raja’ inicialmente por la imagen y la proyección de favorabilidad del alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo, quien además se jactaba en su momento de haber llenado la Plaza de Bolívar durante su última rendición de cuentas; sin embargo, el informe arroja serios cuestionamientos.

Evidentemente el mandatario local saturó dicho escenario en el marco de la sustentación de su gestión al frente de la Alcaldía, pero la encuesta da cuenta de un 80% de la ciudadanía que asegura no haber asistido, lo que abre la posibilidad de algo que para muchos es un secreto a voces: convocatoria masiva de empleados y allegados a la administración.

Otro ítem que deja mal parada a la Alcaldía de Ibagué tiene que ver con el Cuerpo de Agentes de Tránsito, que en la Encuesta de Percepción Ciudadana no encontró aprobación de la mayoría de la población de la capital tolimense, sin mencionar que el reciente escándalo se quedó por fuera de la incidencia en los resultados.

El Concejo Municipal, filtro de las apuestas de Guillermo Alfonso Jaramillo, tampoco superó las expectativas de percepción de los ibaguereños, entre otras cosas, a raíz de la coyuntura representada en la sanción generada por la Procuraduría que dejó una Corporación atípica conformada únicamente por cinco cabildantes.

Términos generales

El indicador porcentual de personas que consideran que las cosas en la ciudad van por buen camino disminuyó del 2016 al 2017, y se mantuvo estable, pero por debajo de la aprobación media, entre el 2017 y el 2018, esto dentro del marco del optimismo evaluado en la encuesta.

Entre tanto, con respecto al panorama económico, la consideración de los ibaguereños es mucho más diciente en términos de pobreza y consecuente también con el incremento superlativo de personas desocupadas durante el último año de la administración de Jaramillo.