Bicicarriles sin bici
En los últimos tiempos, China, Alemania y Holanda, se destacan como los países visionarios en el uso de la bicicleta, dándole el estatus como el transporte del futuro. De ahí que en ellos, se encuentren los mejores espacios, donde ha imperado la planeación y la organización, para darle a la gente otra opción de movilización, y que mejor que una bicicleta, con el más original combustible; la energía y fuerza del ser humano.
Por allá el asunto es tomado tan en serio, que los bicicarriles se cuentan en extensiones que van desde los 8 y hasta los 100 kilómetros, con características especiales de iluminación, demarcación, seguridad, energía, entre muchas de sus especiales formas de incentivar y motivar a su constante o definitivo uso, como medio alternativo de desplazamiento entre una misma localidad o entre varias ciudades.
Otra característica de estos bicicarriles, es que están marcados y delimitados en ciudades que tienen resuelto su problema de transporte urbano y su dolor de cabeza no es la movilidad. La opción de la bicicleta, está más dirigida a contribuir a la calidad del aire y contribuir a la calidad de vida de la gente.
Ibagué como ciudad intermedia, tiene los problemas de las grandes urbes: movilidad, seguridad y medio ambiente. En estos momentos tiene a la cabeza de su administración, un mandatario que piensa en mayúscula, pero ejecuta en minúscula.
Por estos días está encendida la polémica por la demarcación, señalización y adecuación del bicicarril por la carrera primera, zona neurálgica de la ciudad, por su densa actividad comercial y pesado tráfico de rutas del transporte urbano. Esta demarcación es la continuidad de la que viene ya desde la 40 con ferrocarril, pero que, la verdad sea dicha, no está siendo utilizada, porque son tramos de una vía, que permanecen sin uso alguno.
Los comerciantes de la carrera primera a través de la Federación de Comerciantes, están alertando a la administración municipal, lo sensible que puede ser la implementación del bicicarril, por ahora, y las consabidas consecuencias de pérdida de clientes, modificación de los hábitos de compra de los potenciales clientes en ese sector, y se atreven a mencionar la caída de por lo menos 1600 empleos directos. Esa cifra, genera alarma y preocupación, en una ciudad que en los últimos tiempos lidera, a través del DANE, los más altos porcentajes de desempleo en el país.
El alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo, sobre el asunto llama a la calma, dando como ejemplo a Bogotá, donde asegura pasó igual, y a la final la gente se adaptó. No ha lugar, porque la capital a nivel de Latinoamérica es la ciudad con más kilómetros de ciclovías, y ha vivido un fenómeno de socialización y pedagogía con sus gentes, no registrado aún en Ibagué. Y a decir verdad, en cultura ciudadana, Bogotá nos lleva muchos kilómetros. También, porque allá se cuentan con otras opciones para transporte público.
Recordemos que por el año 2016 ésta administración comenzó con la demarcación e ilustración de bicicarriles, que a la final terminaron siendo utilizados, por quienes tienen la mala costumbre de parquear sus vehículos en las vías.
Queda claro que tanto el alcalde como el Secretario de Transporte, implementan medidas a la brava y sin la debida planeación, sin contar con los estudios o análisis de conveniencia, tiempo de puesta en marcha, mercadeo, cifras de cantidad de bicicletas puedan existir en la ciudad, alianzas con las empresas para fomentar el uso de esos espacios, conocer los hábitos y costumbre de los ibaguereños en cuanto a movilidad se refieren, entre las muchas variables a revisar. Insólito resulta un gasto por parte de la Secretaría de Tránsito, con una demarcación e implementación, que a la fecha no ha dado ningún resultado.
Claro que los bicicarriles son necesarios, y de obligatoria implementación, siempre y cuando Ibagué tenga medianamente resuelto sus problemas de movilidad, contando con otras opciones de transporte público y con nuevas y modernas vías, cosa que no vemos hace más de 20 años, permitiendo que día a día, la proliferación de carros y motos, complique la movilidad y deteriore irremediablemente el medio ambiente.