Aficionado denuncia presuntas arbitrariedades de la Policía dentro del estadio Manuel Murillo Toro
La fiesta que se vivió en el estadio Manuel Murillo Toro el pasado sábado por cuenta de la clasificación del Deportes Tolima a las semifinales de la Liga Águila se vio opacada por las presuntas arbitrariedades de la Policía Metropolitana, pues según un ciudadano que se puso en contacto con esta redacción, la fuerza pública al parecer tomó medidas insólitas que perjudicaron a varias decenas de aficionados.
Reinaldo Patiño le contó a Econoticias que una vez finalizaron los 90 minutos reglamentarios del partido de vuelta de los cuartos de final, varios ciudadanos intentaron abandonar por un momento la tribuna oriental para acceder a los baños, pues la necesidad natural del cuerpo humano se había intensificado a raíz del frío y la lluvia que los acompañaron durante casi toda la etapa complementaria.
No obstante, la sorpresa se la llevaron cuando los uniformados que estaban instalados en cada uno de los accesos notificaron rotundamente que bajo ninguna circunstancia podían alejarse de las graderías, ni siquiera para ir al baño, sabiendo que se trata de una reacción fisiológica del ser humano imposible de contener en las circunstancias de clima que habían afrontado.
Reinaldo dijo que le había explicado a los policías que si bien entendía que había una orden de no dejar mover a ningún hincha hasta que finalizara el partido, la serie se había extendido a los cobros desde el punto penal, por lo que el enfrentamiento futbolístico iba a continuar en apenas algunos minutos, pero aún así la negativa de los agentes supuestamente continuaba en firme.
Ante el recamo airado de varios fanáticos y las declaraciones de Reinaldo con respecto a un sufrimiento en la próstata, al parecer un alto mando de la Policía tomó una decisión que en vez de dar solución se convirtió en una determinación mucho más descabellada: al baño solo podía bajar un hincha a la vez.
La tribuna oriental estaba abarrotada, el estadio lucía imponente, las graderías estaban colmadas, había casi 25 mil personas reunidas en un mismo escenario y, según el testimonio de Reinaldo Patiño, la Metib en una orden que parece sacada de un libro de chistes, ordenó que solo podían bajar una persona a la vez al baño y cuando regresara se le daría acceso a otro ciudadano.