Con palustre en mano, cemento, arena, gravilla y muchas ganas, en dos días la comunidad logró lo que llevaban esperando desde hace varios años sin una respuesta a sus solicitudes y lograron solucionar el avanzado deterioro de la calle que desemboca en la 10 A.

“En vista que las entidades del municipio no nos habían querido tapar este tremendo hueco, pues nos tomamos la tarea junto a otros vecinos de la cuadra y en verdad que nos quedó bueno el trabajo porque ya casi seis años llevábamos con ese hueco que cada día era más grande peor como ese día no se llegó, entonces lo hicimos nosotros; nos gastamos unos veinte bultos de cemento, unos ocho metros de arena y gravilla y trabajamos como doce vecinos, en total nos gastamos algo más de 500 mil pesos”, dijo don Luís Ángel Ortiz, uno de los tenderos promotores de la minga.

Los tenderos, un maestro de obra, jóvenes y moradores del sector participaron con mucho entusiasmo e hidratados con buena agua y algunas cervezas que donaron las dos tiendas esquineras, se le puso más entusiasmo a la labor.

“Nos tocó a nosotros mismos porque además el sitio se estaba convirtiendo en un botadero de escombros y por esa razón los dos tenderos tomamos la iniciativa de taparlo para tener la calle más organizada, es que después de seis años de espera sin nada, logramos hacerlo, demoramos un día planeándolo y un día haciéndolo con una inversión de algo más de 500 mil pesos pudimos, mientras que en la alcaldía se demoran haciendo el proyecto, firman un contrato y cobran una millonada para recuperar media cuadra, eso no tiene cuando”, dijo Carlos Guaca el otro tendero emprendedor.

Este es un ejemplo de cómo las comunidades pueden hacer sencillo y posible lo que los gobiernos a veces no hacen y ante el ejemplo y con el avanzado deterioro de varias vías del sector, parece que en otras cuadras se van a animar a no esperar y con su esfuerzo, hacerlo ellos mismos.