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¿Cuáles son las carreras del futuro?

Olvídese del derecho y la administración de empresas. Desarrolladores de software, ingenieros biomédicos o analista de datos son algunas de las carreras de la era actual, que a mediano plazo comienzan a perfilarse como las más demandadas en el mundo.
3 Abr 2016 - 1:42 COT por Ecos del Combeima

Xibelly Mosquera, una joven de 23 años, fue noticia recientemente por ser la primera mujer graduada como astrónoma en Colombia. Ella estudió en la Universidad de Antioquia, la única institución de educación superior que ofrece este pregrado en el país. Desde niña su sueño no era ser presentadora de televisión, enfermera ni odontóloga. Al mirar los documentales del canal Discovery y la serie Cosmos, al lado de su padre, siempre supo que quería desenredar los entresijos del universo, saber cómo se formaron las galaxias y entender el origen y la evolución de los planetas. Algo impensable hasta hace muy poco para una joven que sale del colegio con ganas de conquistar el planeta.

Pero este mundo ha cambiado vertiginosamente y con él la mentalidad de los jóvenes, así como las necesidades del mercado laboral. Por ejemplo, hasta hace algún tiempo nadie pensaba que la ingeniería biomédica podría contribuir al posconflicto en Colombia. Es más, muy pocos sabían en qué consistía esta disciplina. Tampoco era posible ver en el currículo de una carrera la cátedra sobre cómo ser feliz. A contados estudiantes les pasaba por la cabeza ser especialistas en riesgo digital o estudiar nanotecnología para solucionar problemas relacionados con energía, medioambiente y hasta alimentación.

Pero estas son las carreras que se están abriendo paso y están desplazando en forma paulatina a las tradicionales profesiones de derecho, administración de empresas, contaduría, y un largo etcétera de disciplinas que durante décadas eran las que se debían estudiar si uno quería “ser alguien” en la vida.

SOBREOFERTA DE DOCTORES

Por fortuna para las nuevas generaciones, los que estudian gastronomía, desarrollo de software y aplicaciones o biotecnología ya no son bichos raros ni son mirados por encima del hombro. Y esto se explica en gran medida por la saturación que muestran ciertos programas académicos, “lo cual conlleva una sobreoferta en el mercado laboral que deprime los salarios, en especial para los recién egresados”, según lo corrobora Luis Fernando Ramírez Hernández, vicerrector de Investigación y Transferencia de la Universidad de La Salle.

El académico explica que Colombia se encuentra frente al desafío de pasar de ser una economía tradicional a una moderna con mayor grado de innovación y productividad. “El contar con recurso humano calificado en áreas técnicas o de ciencias aplicadas es fundamental para la modernización empresarial. Y en esto las ingenierías, en sus diferentes enfoques, tienen un papel fundamental”.

Este es uno de los campos en los que más se ha innovado. Hay ingenierías de calidad, multimedia, oceanográfica y biomédica, de las que no se sabía hasta hace menos de una década. El valor de la matrícula en este tipo de programas, que duran en promedio unos cuatro años, oscila entre 6,5 millones y 8 millones de pesos.

Por ejemplo, la Universidad Pontificia Bolivariana incursionó recientemente con el programa Ingeniería en diseño de entretenimiento digital, que dura ocho semestres y desarrolla entre sus pupilos competencias en ingeniería, diseño y arte. Según reconoce la misma universidad, “se trata de un perfil requerido para estructurar nuevas empresas capaces de competir a nivel internacional en este campo e integrar el trabajo de los tecnólogos que se encuentran actualmente en formación”. Los que quieren expandir sus conocimientos en esta área tienen que ser hábiles dibujantes, apasionarse por el uso de herramientas informáticas y ser capaces de resolver problemas técnicos de programación o de electrónica.

El sector de software y servicios asociados en Colombia cuenta también con un dinamismo importante en los últimos años, creciendo a una tasa del 13 % anual, y por encima del sector industrial, tal y como lo reconoce Paola Restrepo Ospina, presidenta de la Federación Colombiana de la Industria del Software y Tecnologías Informáticas Relacionadas. Se trata de un área clave en el mejoramiento de la competitividad del país, al ser intensiva en conocimiento e innovación.

Restrepo admite que la demanda de talento humano en tecnologías de la información (TI), tanto de profesionales como de técnicos, viene en aumento, así como la oportunidad de generar emprendimiento en el desarrollo de software, a través de nuevas aplicaciones y soluciones de gran complejidad. “Es ahí donde tenemos una problemática nacional, ya que los profesionales y técnicos que se gradúan año a año de carreras de tecnologías de la información en el país no cubren la demanda en número ni en conocimientos específicos”, dice la directiva gremial. Un dato clave para los que están pensando si las TI les darán réditos y son una opción de vida, es que de acuerdo con un estudio de Infosys del 2012, la brecha de profesionales de la industria TI llegará a 93.000 para 2018 en el país.

En la actualidad y de acuerdo con el “Estudio de Caracterización del Sector”, realizado por el Sena, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Mintic) y Fedesoft, existen en Colombia 598 instituciones que ofrecen programas de carreras TI a nivel universitario, tecnológico y técnico profesional. De estas, el 31 % son instituciones privadas, y el 69 %, públicas. “La mayoría de estos programas son presenciales y se encuentran ubicados en las ciudades más pobladas del país”, indica la presidenta de Fedesoft.

PROFESORES DE FELICIDAD

Pero no es solo a escala profesional que la oferta está cambiando. El Sena cuenta con Tecnoacademias, también llamadas Centros de Enriquecimiento Científico, para jóvenes que estén cursando octavo y noveno grado de bachillerato, ubicadas en puntos vulnerables de las regiones. Estos centros buscan fortalecer desde la educación media competencias orientadas al desarrollo de tecnologías avanzadas y se enfocan en áreas como biotecnología, nanotecnología, ingeniería y ciencias básicas.

La diversificación también ha llegado al campo de las ciencias sociales. En efecto, hace varios semestres comenzó en el Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA) una cátedra llamada “The Happy Business”, primera electiva de esta temática que se ofrece en las universidades colombianas. Esta electiva, dice la universidad, es en buena medida la respuesta a los desafíos del mundo actual, “que desde hace un tiempo reconoce que a partir del liderazgo y la felicidad de las personas resulta más viable la construcción y desarrollo de familias, empresas y sociedades en general”.

Para el profesor Mauricio Gaona, director de Ingeniería de Sistemas de la Universidad del Valle, institución que desarrolló una aplicación para el Instituto Nacional de Salud que permite hacer el registro del cáncer infantil, así como manejar historias clínicas, terapias y medicación a través de cualquier dispositivo móvil, tableta o computador, las carreras del futuro serán las que combinen aspectos tecnológicos y sociales. Entre estas se encuentran los profesionales en seguridad informática, especializados en proteger la información que está en todos los dispositivos e instituciones para garantizar su confidencialidad y seguridad.

Otras dos disciplinas en auge son la de analista de datos, una persona idónea para examinar grandes volúmenes de datos provenientes de diferentes fuentes, y expertos en tecnologías verdes, encargados de determinar las maneras de ahorrar dinero a través de la eficiencia energética, energía renovable, reducción o eliminación de sustancias peligrosas, materiales biodegradables y reciclaje.

Así que no resulta extraño que sus hijos le digan que quieren ser ingenieros biomédicos y diseñar robots que desactiven minas o ser profesores de bienestar, hackers éticos, especialistas en cómputo forense o como Xibelly, simular piezas del universo y estudiar las propiedades de halos de materia oscura. Aunque no sepa de qué le están hablando, seguramente ellos están más enterados y van un paso más adelante en cuanto a nuevos conocimientos se refiere.

Tomado de Revista Diners (ver nota original)