Colombia podría entrar en el mercado mundial del cobre
El desarrollo de la explotación de cobre en Colombia representa una oportunidad para la inserción decidida del país en el mercado internacional, el desarrollo de los territorios y el posicionamiento como actores clave en la transición energética global.
Un análisis de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, ANIF, indica que el crecimiento de la demanda y la escasez de oferta, junto con las ventajas geológicas regionales le otorgan al país un amplio potencial para el desarrollo del sector.
No obstante, señala el centro de estudios económicos, la meta debe ser pasar del potencial al aprovechamiento y, teniendo en cuenta que habrá un periodo de casi una década entre el inicio de las inversiones y la posible explotación a gran escala, el proceso debe empezar ya.
Una ventaja fundamental de Colombia es el interés que tiene la inversión extranjera en el país. No obstante, para que la entrada de capitales se materialice y se sostenga en el tiempo se requiere de reglas claras y voluntad política.
Los retos
Según la Agencia Nacional de Minería (ANM), el país cuenta actualmente con tres cinturones cupríferos prometedores.
El cinturón occidental, oriental y central, principalmente en los departamentos hacia el nororiente en la Guajira y el Cesar, respalda el potencial del país para la explotación cuprífera y de otros minerales importantes en la transición energética como el níquel o el litio.
Siendo así, se debe hacer énfasis en la importancia del desarrollo de la minería en Colombia, la cual no solo contribuiría a la cadena de valor de la transición energética, así mismo, tendría un impacto positivo en el crecimiento y desarrollo de las regiones con potencial minero.
Las condiciones geológicas del país, en conjunto con las demandas crecientes y la escasez de oferta del mercado, abren la puerta para que el país se incorpore como un agente activo en la dinámica comercial internacional asociada a la transición energética.
Esta oportunidad la reconoce el Gobierno colombiano, quien, en el Plan Nacional de Desarrollo, 2022-2026, propone convertir al país en un agente líder para la transición energética global a partir de fuentes no convencionales de energía renovable.
La participación de los productos mineros que no generan energía, dentro de los que se incluye el cobre, no lograron superar el 14% de la producción del 2010 al 2019, concentrando casi el 90% de la participación total en los productos que generan energía. El rezago en la producción minera de cobre es evidente si se comparan los volúmenes de producción de los líderes en la región.
La producción promedio de Colombia es casi 900 veces menor que el promedio de producción de Chile en la última década (5680KT), más de 300 veces menor que el promedio de producción de Perú (1990KT) y 40 veces menor que el promedio de producción de Panamá en sus 4 años de operación (260KT).
Cobre y desarrollo regional
Para ANIF, los encadenamientos del cobre generan impactos directos e indirectos en la economía, con un efecto multiplicador de la producción en el país. En ANIF, estiman que los encadenamientos de la producción de cobre podrían aumentar en 1.7 veces los ingresos directos de la producción.
Además, el recaudo esperado de la explotación de cobre por concepto de impuesto de renta y regalías podría generar ingresos significativos que benefician en particular a los departamentos con potencial de explotación.
Las regalías, destinadas a solucionar las necesidades básicas insatisfechas de los municipios y financiar proyectos que impulsen el progreso y el desarrollo, dejan ver el impacto social del cobre en la región.
Este aporte se hace más significativo al contabilizar la creación de empleo directo e indirecto, y una mayor remuneración de los empleados relacionada con aumentos en la producción.
Más aún, la necesidad de mano de obra calificada en la minería de cobre puede promover la educación especializada en las comunidades locales, y apalancar el crecimiento en otros indicadores de bienestar.
La minería de cobre se presenta además como una alternativa más sostenible que el carbón, con una productividad en el uso de la tierra casi dos veces superior. Mientras una hectárea de extracción de carbón genera una producción equivalente a USD$78.159, una hectárea de extracción de cobre genera hasta USD$158.824.
Así mismo, se mantienen niveles eficientes de utilización del recurso hídrico, dado que en Colombia el sector de la minería representa cerca del 2% de la huella hídrica, es decir el uso de agua dulce y potable, en comparación con sectores como el sector pecuario o la agricultura que representan el 14% y 79% respectivamente.
Son claros los beneficios económicos, ambientales y sociales que traería al país la extracción de cobre; no obstante, para que este escenario se materialice, debe haber un flujo de inversión decidido y sostenido.