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A las aseguradoras no les suena el negocio de las pensiones

La falta de garantías jurídicas y los altos costos han hecho que las aseguradoras se retiren de una de las modalidades de pensión del sistema privado y reduzcan su oferta de seguros previsionales para la vejez.
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Pixabay
9 Sep 2018 - 9:45 COT por Ecos del Combeima

 

En Colombia, de acuerdo con las normas de la Superintendencia Financiera, hay cinco modalidades de pensión autorizadas dentro del Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad (RAIS), es decir, el modelo que conforman las administradoras de fondos de pensiones (AFP).

Aunque técnicamente tienen varias diferencias, las principales modalidades son retiro programado y renta vitalicia. Mientras en la primera el pago de la pensión lo hace directamente la AFP, que sigue administrando el capital, monitoreando el saldo, proyectando la inflación y buscando rentabilidad, en la segunda el afiliado contrata —con asesoría— a una aseguradora para que asuma el pago de su mesada de por vida, con posibilidad de extenderlo a sus herederos. En este caso, la AFP hace un pago único a la empresa de seguros, en el que le traslada todo el capital de la cuenta individual del pensionado.

La principal disparidad consiste en que las rentas vitalicias ofrecen mayor estabilidad, pues el monto de la mesada es fijo y se ajusta anualmente con el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Por el contrario, en retiro programado la longevidad del pensionado, la conformación de su grupo familiar o incluso los rendimientos de su capital producen pequeñas variaciones en su pensión cada año.

Sin embargo, como hemos explicado en otras ocasiones, dado que cada caso es muy particular, es difícil asumir que una modalidad es más conveniente que otra y su favorabilidad depende, por ejemplo, del capital ahorrado al final de la vida laboral —usualmente a los afiliados con ahorros limitados se les aconseja optar por una renta vitalicia, por ejemplo—.

Cifras de la Superfinanciera dan cuenta de que 60.938 de los 141.991 pensionados en el RAIS (con corte a junio) tenían cobertura través de la figura de renta vitalicia inmediata. Sin embargo, sólo 3.720 lo hicieron por vejez, los demás llegaron a esta modalidad como sobrevivientes (33.797) o por invalidez (23.421), conceptos que explicaremos más adelante.

De cualquier forma, las rentas vitalicias tienen un componente atractivo para los pensionados. Además, lo ideal es permitirles a los afiliados escoger entre diferentes opciones la que más se ajuste a sus necesidades. Actualmente, esta posibilidad de elección es más bien limitada, pues progresivamente las aseguradoras se han retirado del mercado.

De acuerdo con la Federación de Aseguradores Colombianos (Fasecolda), en 2000 las rentas vitalicias eran ofrecidas por ocho compañías; a la fecha sólo hay cinco. Y no es precisamente porque la industria no esté en capacidad de cubrir la cantidad de beneficiarios, sino porque las reservas técnicas acumuladas (los recursos reservados con los que una empresa respalda los compromisos que tiene con sus asegurados) para el pago de las prestaciones no guardan relación con las obligaciones, es decir, los superan.

Ese déficit en las reservas, conocido técnicamente como desacumulación, puede estar por debajo del nivel establecido por la ley por tres razones: longevidad, tasas de interés y riesgo jurídico. El caso más común para ilustrar esta última problemática es el del pensionado al que le aparecen nuevos beneficiarios (cónyuge, compañero o hijos). Como en las rentas vitalicias no existe la posibilidad de recalcular los pagos de una pensión y la proyección sólo se hace por una única vez al principio del proceso, la aseguradora debe responder por el pago de una mesada no prevista ni pactada por 20 o 30 años más.

Mario Cruz, director de la Cámara de Seguridad Social de Fasecolda, detalló que “el efecto de decisiones judiciales que proliferan en los temas pensionales y que reducen las condiciones exigidas por la ley o amplían el universo de beneficiarios, ha llevado a que las aseguradoras deban asumir obligaciones que inicialmente no tenían contempladas”.

Un ejemplo de ello es un fallo que emitió la Corte Constitucional hace dos años (T-074), en el que determina que los hijos de crianza también pueden ser beneficiarios de una pensión, es decir, personas entre las que hay vínculos diferentes a los naturales y jurídicos sobre las cuales alguien asumió como propia una responsabilidad paterna y económica. Y hay por lo menos 12 casos similares en los últimos 18 años.

Para Freddy Castro, economista y experto en pensiones, la falta de estabilidad jurídica, por cuenta de las sentencias de todas las cortes, genera incertidumbre y hace difícil el desarrollo de los sistemas pensionales. “Estos cambios en las reglas de juego aumentan los costos de la seguridad social. Sólo con la decisión de los hijos de crianza las aseguradoras tuvieron que reservar $7 billones de su patrimonio y eso es un aumento inmediato de la siniestralidad”, dijo.

“Esta situación ha llevado a que las reservas constituidas para atender las coberturas sean insuficientes y por tanto las compañías deban asumir estos pasivos con cargo a su patrimonio, obligando a su retiro del mercado. Estas prestaciones se siguen pagando a la fecha y no representan riesgo para el pensionado”, explicó Cruz.

Édgar Robles, consultor asociado del grupo español Novaster, indicó que este tipo de políticas hacen que a futuro los productos pensionales, especialmente las rentas vitalicias, se eleven de costo, lo que a su vez dificulta el acceso a los mismos y termina por bajar la cobertura de personas adultas con pensión. “Vamos a tener más personas con pensiones mínimas o que no tengan el monto requerido para poder pensionarse, porque al final de cuentas el dinero tiene que salir de algún lado, probablemente de una prima adicional”.

De acuerdo con Porvenir, la administradora más grande del país, más de 42.000 pensionados están bajo la modalidad de renta vitalicia inmediata gracias a la alianza estratégica que lograron con una compañía de seguros. “Somos el fondo que más rentas vitalicias tiene contratadas, en un mes estamos pasando unas 700; hemos minimizado esos riesgos”, manifestó la compañía.

Pero la administradora es consciente del problema que este tema representa para los otros fondos: “Por decisión de las aseguradoras, el ramo de rentas está muy restringido. A pesar de los ajustes no les está dando las utilidades que esperan”. Y destaca que el Gobierno debe seguir trabajando en reactivar el mercado: “Es un reto importante para darles más opciones a los clientes”.

A las aseguradoras representadas por Fasecolda, así como a las AFP, también les preocupan el impacto de los cambios en la demografía asociados al envejecimiento poblacional y a la ampliación de la expectativa de vida, y la informalidad laboral, que lleva a que los montos ahorrados por los afiliados sean muy bajos. Ambos han tenido “un impacto considerable en el costo de las rentas vitalicias, y por ende han afectado la dinámica del mercado”.

Por otro lado, Mario Cruz aseguró que la prolongada caída de los rendimientos de los portafolios de inversión que administran hace inviable la expedición de rentas vitalicias, pues se han incrementado los capitales necesarios.

Pero las aseguradoras tienen una carga adicional. Dado que por ley las pensiones son vitalicias, en el momento en que el saldo de una persona pensionada por retiro programado deje de ser suficiente (descapitalización), porque vivió más de lo esperado, por ejemplo, la AFP debe adquirir una póliza de renta vitalicia para que a esa persona se le garantice por lo menos un salario mínimo.

Tomado de: elespectador.com