“Nos hubiéramos ido al monte a delinquir y hoy tendríamos una pensión y tierra”: Rodrigo Silva
Son cincuenta años de vivir con las melodiosas voces de Rodrigo Silva y Álvaro Villalba, el vibrar de las cuerdas de guitarra acompañado del retumbar de la tambora ha sido durante cinco décadas y ha transmitido a generaciones el sentir de un mismo corazón que ama esta tierra de gigantes. El pasado 2 de mayo en la Capital de la República cerca de 2 mil personas desfrutaron los compases de San Juaneros, Guabinas y Bambucos.
Para el año 1966 en un concurso de canto se conocieron dos personas que le han aportado a la historia musical de nuestro país con tantas alegrías y sentimientos patrios que trascienden los océanos y los continentes. ¡Que emotivo es llegar a un hogar colombiano o una colonia de nuestro país en el mundo y escuchar una canción como Hurí, Pescador, lucero y río o Espumas; la piel se activa el corazón se arruga y el inevitable recuerdo de nuestra patria afloja una lágrima.
Ecos del Combeima dialogó con el maestro Rodrigo Silva para conocer su percepción sobre el homenaje brindado por los miles de colombianos que viven en Bogotá.
“Fue un espectáculo muy lindo, gracias a Dios a estas horas de la vida todavía con un mes de anticipación no habían boletas para el homenaje, desde ya se está evaluando repetir este evento en Bogotá porque mucha gente se quedó sin asistir y proyectarlo en otras ciudades; Todo fue muy especial por ejemplo salir al escenario y ver a todo el mundo de pie aplaudiéndonos fue un gran momento que siempre queda en nuestras mentes” afirmó el cantautor tolimense.
Son 18 mil 250 días los cuales en los oídos de los colombianos llegaron los acordes de nuestra tradición y nuestra identidad, son cinco décadas que convivencia y de ejemplo de unas personas profesionales en todo el sentido de la palabra y las cuales los nuevos artistas deberían tomar como ejemplo en el proyecto de vida artística.
“Yo le haría una recomendación a los medios de comunicación más que a la juventud, pues Silva y Villalba vamos a partir de este mundo con la tristeza de ver como echaron en el cuarto de San Alejo la música colombiana que es la Identidad de nosotros, la juventud no tiene la culpa de no escucharnos y de no gustar de nosotros porque los medios y casas disqueras no fomentan las raíces ni asumen en muchos casos la responsabilidad de fomentar la cultura. Las nuevas propuestas de la música deben tomar esto siempre como una profesión, nosotros con Villalba en 50 años solamente tuvimos un encuentro que fue por una bobada y corto” afirmó Silva.
La música colombiana no atraviesa un buen momento y no se proyecta a un futuro pues la marca dejada con el esfuerzo de ´patrones´ musicales como Garzón y Collazos, Emeterio y Felipe entre otros o juglares del vallenato tradicional como Alejo Duran y Leandro Díaz; la música tradicional del pacifico colombiano expuesta por la Negra grande de Colombia, Leonor Gonzales. Nuestra música llanera con las grandes interpretaciones como las de El Cholo Valderrama; la atlántica con el sonido de los Gaiteros de San Jacinto parece llegar a un punto de ocaso.
Rodrigo Silva continuamente resalta la importancia de su público en la construcción de la vida artística del dueto; “A todo el pueblo colombiano le estaremos eternamente agradecido porque ellos son los que nos han puesto en esta posición en la que estamos, este es un sitio muy especial. Hemos tratado de dar lo mejor de nosotros, hasta con mariachis hemos grabado y la gente muy querida nos ha aceptado y aun después de tantos años a estas horas de la vida nos siguen apreciando tanto” aseguró el tolimense.
El presenten del dueto está marcado por las limitantes de salud de sus intérpretes pero con las ganas de continuar muchos años más acompañando el diario vivir de los colombianos. Lamentablemente organizaciones que deben velar por el bienestar de los artistas no hace su bien su trabajo tal como lo anotó Silva “lamentablemente nosotros no tenemos pensión por un trabajo que llena de riqueza cultural a nuestro país, tal como lo dije en Bogotá nos hubiéramos ido al monte a delinquir y hoy tendríamos una pensión y tierra”.