Cómo superar el síndrome de la silla vacía en Navidad
Las Navidades, más allá de los regalos, de la decoración y de las cenas de empresa, son un momento para disfrutar con nuestros seres queridos. Quizás por eso mismo sean las fechas más complicadas cuando echamos en falta a alguno de ellos. No hay duda de que tener una “Feliz Navidad” se hace complicado cuando hay una silla vacía en nuestra mesa.
“En estas fechas es casi imposible estar al margen de la cantidad de mensajes y recordatorios que invitan a ser felices, pero el bombardeo mediático de alegría y felicidad puede ser un infierno para quienes están viviendo un duelo o no lo han superado”, explica la psicóloga Tamara de la Rosa. Y es que como también resume la coach Adelaida Enguix “en Navidad, la mente tiene que hacer un doble esfuerzo en su gestión emocional. Ha de gestionar la tristeza hacia el ser querido que ya no está y la alegría intrínseca del ser humano hacia el nuevo año”. Una situación que suele suponer todo un reto a afrontar.
¿Nos sentimos culpables por estar felices?
Uno de los problemas en estas fechas es que si estamos atravesando un duelo reciente, o incluso si esa persona ha fallecido hace tiempo, solemos sentirnos culpables de estar todos juntos celebrando un momento feliz, cuando falta alguien entre nosotros. Como insiste Adelaida Enguix “la culpa es una emoción que está muy arraigada en el ser humano. Las personas somos capaces de sentirnos culpables por casi todo, así que no es de extrañar que cada vez que sintamos alegría y disfrute haciendo algo que antes hacíamos con una persona que ya no está, sintamos que estamos haciendo algo malo y aparezca la culpa”.
Que la culpa aparezca no significa que tenga una base real o lógica, ni que a causa de la misma debamos enfrentarnos de otra forma a la Navidad, o incluso plantearnos no celebrarla. “Muchas personas, sobre todo cuando se trata del primer año, deciden no celebrar estas fiestas no solo por el dolor, sino por respeto a quien no está, pero no se dan cuenta de que al año siguiente tendrán que enfrentarse igualmente a la primera Navidad sin ellos”, matiza Tamara de la Rosa. La experta explica que poder disfrutar de momentos felices en medio de un proceso de duelo es parte de la aceptación de la pérdida, es decir, parte del propio proceso en sí, y por tanto, una fase por la que tenemos que pasar. “Aunque sintamos dolor, debemos seguir avanzando, porque si congelamos nuestra vida, el proceso de la etapa del duelo se paraliza, no sigue su curso y se prolonga en el tiempo”, por eso “en la primera Navidad, si fue reciente la pérdida, sentiremos dolor” pero hemos de pensar que este poco a poco se convertirá en nostalgia con el paso del tiempo.
Contagiar nuestra tristeza
Otra de las posibles causas de nuestro sentimiento de culpa es la de contagiar nuestra tristeza a nuestra pareja, padres, hermanos o hijos. Por eso en muchas ocasiones no sabemos si es bueno o no mostrar nuestros sentimientos o si ni si quiera deberíamos tratar el tema para no ponernos todos tristes, en unas fechas que se suponen felices. En este sentido, Adelaida Enguix señala que hay que tener en cuenta que “la familia está formada por muchos miembros, los que están vivos y los que no lo están. Si cuando una persona fallece no se le nombra más, la estamos excluyendo del clan familiar como si hubiera hecho algo malo”.
Por todo ello, desde la perspectiva de Tamara de la Rosa lo mejor es normalizar en lo posible la situación. “No debemos hacer como si nada hubiera pasado porque sería un autoengaño y una manera de rechazar el dolor natural”. Por el contrario propone “intentar que las reuniones sean lo más agradables posible, pero sin pensar que es malo recordar, puesto que nombrar, brindar o poner una vela por quien no está, pese a suponer que derrames alguna lágrima, te reconfortará por haber podido honrarle”.
Consejos para sobrellevar el momento
Teniendo en cuenta que ese dolor va a ser en parte inevitable, sí que podemos tener en cuenta algunas herramientas para poder sobrellevarlo de la mejor manera y poder pasar lo mejor posible estas fiestas:
1. Solo una fecha: La primera idea que pone sobre la mesa Tamara de la Rosa es recordar que “la Navidad es solo una fecha en el calendario y cada persona le da el significado que quiera”, por lo tanto podemos simplemente tomarla como una fiesta más y no darle más significado que el que tiene, para no abrumarnos ante la situación.
2. Un brindis: Recordar a esa persona en nuestra cena navideña no tiene por qué ser siempre de forma triste. Como alternativa, la coach propone hacer un brindis “con unas palabras que vaya dirigida a esa persona que ya no está entre nosotros”.
3. Recuerdos felices: En esta misma línea, en vez de ponernos tristes por la ausencia, otra opción es recordar los momentos más divertidos que pasamos con esa persona en otras Navidades. “Rememora las cosas positivas de esta persona. Buscar sus momentos buenos, hablar abiertamente de ellos, te ayudará a sentir alivio y descargar emociones contenidas”. Y es que “rodearse de gente y conversar sobre el problema puede resultar altamente terapéutico”, apunta Tamara de la Rosa.
4. No trivializar: Muchas veces intentamos desdramatizar la situación apostillando frases tan manidas como “alégrate que es Navidad” o “no pienses en eso en estas fechas”. Desde la perspectiva de Adelaida Enguix, este tipo de frases “hacen que nuestro dolor parezca ridículo y que no tenga razón de ser”, por lo que para ella es importante “evitar hacer sentir a la persona que siente pena que no debería de estar sufriendo por ese motivo”.
5. Reconfortarte en los tuyos: Muchas veces estamos más pendientes de lo que nos falta que de lo que tenemos. Con las personas ocurre lo mismo, que el dolor por quién se ha ido, nos impide disfrutar del cariño de los que siguen estando con nosotros. “Hablar y expresar tus sentimientos te ayudará a sentirte mejor. Además, muchos de tus pensamientos serán negativos y si los compartes, tienes posibilidades de que alguien te los desmonte”, apunta de la Rosa.
6. No culpabilizarnos: Como ya hemos dicho, el sentimiento de culpa no se basa en razones objetivas por lo que la psicóloga concluye recordando que “celebrar la Navidad no significa olvidar a quien no está”, sino que de forma contraria “significa aceptar que no está, recordarle pero seguir viviendo y disfrutando de quien hoy por hoy sigue estando con nosotros”.