Que la búsqueda de la PAZ no tenga reversa
Ya es una realidad que además de Santrich, Iván Márquez, El Paisa, Romaña, y otro grupo de ex Farc, decidieron continuar por el camino de la delincuencia, amparados en una supuesta lucha guerrillera, que en estos tiempos pareciera ya no tener sentido, máxime cuando el 90% de los excombatientes de las Farc, se acogieron a los acuerdos firmados con el Gobierno y hoy le están cumpliendo al país, incluyendo a su comandante máximo Rodrigo Londoño “Timochenko”, quien no hace mucho se convirtió en padre.
Desde luego que aquel hecho genera preocupación, decepción y rabia, especialmente porque quienes han creído firmemente en el proceso, de alguna manera se sienten engañados y traicionados, y porque aquello, aunque no significa el derrumbe de lo firmado, ni mucho menos el fracaso del proceso, se convierte en el escenario perfecto para quienes han insistido en “volver trizas” lo pactado.
Pese a los incumplimientos del Estado colombiano con el proceso de paz, a los asesinatos sistemáticos de los ex combatientes de la guerrilla, defensores de derechos humanos y líderes sociales; es un hecho que la firma de los acuerdos cambió la vida de miles de colombianos, quienes ya no padecen la guerra en el campo, y quienes han encontrado en los proyectos agrícolas, los emprendimientos, o incluso en las mismas ciudades, una oportunidad para volver a vivir, porque la guerra y la lucha armada, no es más que una muerte en vida.
No puede haber cabida entonces, y menos en quienes apoyan el proceso de paz, a esos mensajes llenos de desesperanza, que dicen que el proceso fracasó, que nada tuvo sentido, simplemente por el rearme (aunque quizás nunca se desarmaron) de un grupo de disidentes que insisten en cargar el fusil, y a quienes muy seguramente el estado colombiano tendrá que enfrentar como lo ha hecho siempre, aunque aquello también signifique el regreso de esas acciones militares que no quisiéramos volver a ver.
Eso que muchos llaman “paz” no se ha caído, ni mucho menos lo que se hizo en la Habana fue un fracaso. Todo lo contrario, saber que muchos de los que secuestraban y mataban, hoy están haciendo cerveza artesanal, maletines, y camisetas, representa un avance inmenso, y no puede ser motivo de desesperanza para nadie.
El Estado colombiano hoy más que nunca está en la obligación de no desamparar el proceso, y no de seguirle incumpliendo a ese 90% de exguerrilleros que se desmovilizaron, pese a las difíciles condiciones, de rodear el proceso y brindar plenas garantías al cumplimiento de lo pactado, teniendo en cuenta que aunque así no les guste a muchos, las Farc como grupo político están haciendo su parte.
“Ojalá que toda la gente se muriera de viejo” decía Héctor Abad, y aunque todavía estamos lejos de eso, con los acuerdos firmados hemos dado pasos significativos, o sino que vayan al Hospital Militar a ver cuántos soldados heridos por la guerra se encuentran.