ABC para renovar el hogar
Según recientes estudios de Naciones Unidas alrededor de 7.700 millones habitan el planeta, de las cuales, el COVID-19, ha enviado a confinamiento cerca de 1.000 millones de ellas alrededor del mundo, esto ha logrado reestructurar la forma en que lo ven y perciben su hogar, cada espacio interactúa con sus habitantes en un reflejo-espejo de sus sentimientos y vivencias, por lo que incorporar espacios, modernizar los rincones, entender la necesidad de los objetos, logra un equilibrio perfecto para la calidad de vida.
Desde el siglo XX se habla del Diseño de Interiores como una disciplina que involucra diversas experiencias para los usuarios y los ambientes en los que se mueve. De tal forma, el ser humano ha logrado evolucionar en este campo con diversas teorías y durante años ha trabajado en temas de renovación que incluyen el color, la ubicación de objetos o la luz de los ambientes, incluso el diseño sostenible o ecológico.
En este momento de la historia la transformación no para, y es justo por esto que actualmente ha surgido un nuevo campo interdisciplinario que combina el estudio de los seres humanos y su relación con el entorno, esta disciplina se llama Psicología de Espacios. Una nueva técnica que equilibra los ambientes, que influye e impacta directamente en los sentidos del ser humano y que, por ende, cuida su salud mental y emocional brindando tranquilidad y bienestar.
El arquitecto australiano, Jan Golembiweski, investigador en Diseño Ambiental y de la Salud Mental en la Universidad de Sidney, estableció que los buenos entornos afectan positivamente inclusive a personas sanas. “Los pacientes con problemas mentales muestran 65 veces más reacción negativa a malos ambientes que los sanos”, concluye.
El deseo de muchos se ha cumplido. Estar más tiempo en casa y recorrer cada uno de los espacios nos muestra qué tan importante es el tiempo para rehacer, reinventarse, renovar y renacer a través de las paredes del lugar que se habita.
Para ello una pionera en Psicología de los espacios, la psicóloga colombiana Larissa Del Río nos da unos puntos concretos para iniciar el proceso:
1. Regresando al hogar
El continuo contacto con nuestro refugio en esta cuarentena ha hecho que recordemos esos espacios creados y que tengamos presente cada elemento. Sin duda, llevar flores a casa, tener música alegre, limpiarla o embellecerla es un acto de amor, no solo hacia nuestro lugar sino hacia nosotros mismos.
Este momento de cuarentena es perfecto para dejar de ver nuestra casa como un hotel de paso y entender su estructura y los estados emocionales que pueden concentrarse en cada esquina del espacio que se está habitando.
Por este motivo, es indispensable recorrer cada punto de nuestro hogar, analizar cada objeto, preguntarse qué es necesario y qué no, el por qué cada elemento ocupa el espacio que está ocupando. El reconocimiento es un paso indispensable en este retorno al hogar.
2. El reflejo de los espacios
Para lograr armonía se deben entender los espacios, rincones y elementos que hay en la decoración del hogar, es así como se vuelve necesario visualizar cada detalle que se convierte en una extensión del ser humano que lo habita. Así de simple, todo lo que está alrededor del ser humano y su hogar es un espejo de sus residentes.
La Psicología de Espacios visibiliza la perspectiva de cada objeto que se tiene, porque cada detalle cuenta una historia, una vida, un sueño, una meta, un escape o una aventura de las personas que habitan ahí.
Si se ve desde una perspectiva general se debe entender que el hogar es la triangulación entre el espacio, la persona y el objeto.
3. El poder de las emociones
De la misma manera en que se aplica un perfume y el olor impregna el espacio, las emociones dejan sus huellas. Sea cual sea la sensación que se tenga cada día, alegría, optimismo, tristeza o rabia, es la misma que recibe cada espacio del hogar.
Es así como se puede hablar de una vía circular en la que los espacios reflejan lo que se está sintiendo alrededor y, a su vez, las personas reaccionan frente a la construcción del espacio creado por ellos mismos. Tan simple como que el reflejo del interior y el exterior son uno mismo.
De esta manera, un espacio puede ser una fuente de motivación e inspiración, y una recarga energética, o, por el contrario, una fuente de descarga que opaca a las personas y a sus sueños.
Por estos motivos se hace necesario crear una conciencia mayor de la función que tiene la casa en nosotros y analizar cómo se está habitando. Más allá de ser un lugar que se viste de colores, muebles o estructuras funcionales, se debe comprender que la casa expresa todo sobre lo que es cada ser humano y las emociones que tiene.
4. Revelando nuestras historias
Los colores, las formas, las texturas, la iluminación, los olores y los objetos reflejan de manera inconsciente el estado de ánimo de las personas. Cada espacio revela la historia de quién habita ahí, por esta razón, es importante entender el entorno (ya sea residencial, laboral o la combinación de ambos), y saber de qué manera influyen esos ámbitos en el ser humano.
En todo caso, si las paredes hablaran seguramente contarían miles de historias. Y es que acceder a cualquier entorno creado es entrar a ese inconsciente que está tatuado en los muros de las casas y de sus objetos, además de narrar los secretos íntimos de sus habitantes.
Tips imprescindible para dar el primer paso hacia la renovación de cualquier lugar:
• Despojarse de pertenencias que ya no sirven en la vida de las personas y que no traen los mejores recuerdos.
• Escoger una paleta de colores con la cual sentirse identificado y que además evoque emociones agradables.
• Identificar el concepto que se tiene sobre lo que es un espacio ideal, visualizar con qué objetos, colores, formas se siente mejor.
• Es muy importante reconocer los gustos y personalidades de cada integrante que haya en los espacios habitados.
• Crear espacios de convivencia estética de tal manera que cada integrante sienta que está representado en los ambientes.