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“El pedófilo no es culpable de su deseo sexual pero sí es absolutamente responsable de lo que vaya a hacer con su comportamiento”: Norma Bejarano

La reconocida sexóloga explicó cuál es la diferencia entre un pedófilo y un pederasta, enfatizando la importancia de estar informados sobre este tipo de conductas para ayudar a reducir el abuso sexual en contra de los niños.
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28 Sep 2018 - 11:37 COT por Ecos del Combeima

 

El abuso sexual en contra de los niños en el mundo es una problemática desbordante y Colombia no es ajeno a este flagelo, solo el año pasado el ICBF reportó que 11.290 fueron abusados en el país, una cifra que podría ser mucho más amplia teniendo en cuenta que gran parte de los casos no se denuncian por presentarse dentro del entorno familiar.

De esos casos oficiales, 278 casos se presentaron en el Tolima y aunque administraciones y organizaciones sociales trabajan en pro de los derechos y la protección de los niños, el problema parece no encontrar freno y las cifras siguen aumentando.

De acuerdo con la red de líneas de denuncia INHOPE, el 90% de las víctimas utilizadas en material de abuso sexual son niñas y el 79% de los casos, involucran a niñas y niños entre los 3 y los 13 años.

Frente al tema muchos sectores políticos y sociales han solicitado endurecer las penas e incluso han impulsado la ‘castración química’ para castigar a los ‘pedófilos’ sin embargo éste término ha sido generalizado y muchas personas lo asocian con la delincuencia.

¿Qué es la Pedofilia?

La sexóloga Norma Bejarano explica que la pedofilia no es equivalente a la pederastia.

 

“La pedofilia es la atracción erótica que tiene un adulto hacia los niños, es decir los ama de forma erótica pero no todo pedófilo es pederasta aunque si tienen amplias posibilidades de llegar a serlo. Muchas personas con esta ‘orientación’ nunca llegan a consumar el acto pero son personalidades de riesgo que no se pueden pasar por alto.

Por otra parte el pederasta es aquel que se convierte en agresor, en violador, el que comete la conducta delictiva con toda la gama de posibilidades que le dé su mente, para el pederasta el sujeto no existe y no le importa su sufrimiento porque lo ve como un objeto de deseo”.

La experta comentó que la pedofilia hace parte del grupo de parafilias, es decir una peculiaridad erótica y es tendencia parafilica cuando se tiene un cuadro clínico complejo y la persona está sufriendo con el tema.   

“No es una enfermedad mental como cree la gente, el pedófilo y pederasta tienen su parte cognitiva bien armada, saben qué está bien y qué está mal. La pedofilia aparece en pubertad o adolescencia y acompaña a la persona por el resto de su vida, pero puede recibir ayuda para controlar sus impulsos, en otros países en que existe menos estigmatización son mayores los índices, el pedófilo no es culpable de su deseo sexual pero sí es absolutamente responsable de lo que vaya a hacer con su comportamiento”.

¿Puede curarse la pederastia?

Según la doctora Bejarano hay estudios que indican que esta conducta no tiene cura por ser una estructura psíquica muy poderosa.

“En la psiquiatría hay tres grupos, psicótico, neurótico y perverso, el pederasta se encuentra dentro de este último grupo por lo que reinciden fácilmente porque más que satisfacción sexual lo que buscan es dominar de forma incontrolable, es un inconstante insatisfecho”.

¿Un pedófilo puede buscar ayuda?

Por supuesto, muchos sufren un malestar muy incómodo pues son funcionales pero no logran vivir tranquilos debido a esta condición, por eso es importante hablar del tema y recurrir a tratamiento psiquiátrico porque se requiere un trabajo permanente.

Bajo esta perspectiva la doctora afirmó que la castración química no es una solución real para esta problemática.

Además explicó que es mínimo el porcentaje de mujeres que sufren de pedofilia, esto por el contexto social y también por el instinto maternal.

“Es muy difícil detectarlo, hay hombres que son amistosos con los niños pero no son abusadores, generalmente estas personas manipuladoras y no utilizan la fuerza sino el chantaje por eso hay que mantener un diálogo permanente con los niños y ser muy abiertos a la observación y la intuición, es muy importante creerle a los niños”.