Corregir a sus hijos con gritos o golpes lo puede conducir a la cárcel
Actualmente está prohibido por el Código Penal cualquier tipo de golpe, es decir que las antiguas prácticas con la correa quedaron atrás para darle paso al dialogo y los correctivos pedagógicos.
Una medida a la que muchas personas le atribuyen el descontrol en que viven muchos niños y adolescentes, pues el código es tan estricto que incluso las agresiones verbales podrían meter en problemas a los padres de familia.
Según la psicóloga Claudia Cruz las medidas del Código de Infancia y Adolescencia son muy específicas y aunque han ayudado a miles de niños que sufrían de verdadero maltrato infantil, han llevado a los padres a reevaluar el método de enseñanza y los han orillado a buscar nuevos correctivos para tratar de llevar por un buen camino a niños y jóvenes que se enfrentan a condiciones muy nocivas actualmente.
“Una palmada o un grito no trauman a nadie pero hay que saber cómo ejercer la autoridad pues los hijos deben entender que así como nosotros como padres tenemos responsabilidades, ellos también los tienen. El Código de Infancia y Adolescencia es conciso en los artículos 17, 18 y 20 sobre los derechos y protección de los niños, niñas y adolescentes pero tampoco nos podemos volver unos alcahuetes, una palmada en muchas ocasiones le demuestra al niño que está actuando mal, una cosa diferente es llegar al maltrato físico como marcar su cuerpo atentando contra su integridad física”.
Para la doctora Cruz las normas restrictivas hacen que los hijos sobre todo en su adolescencia tiendan a volverse manipuladores y amenacen con demandar a sus padres bajo cualquier circunstancia de castigo.
“Muchos recurren a un CAI o al Bienestar Familiar y aseguran ser agredidos cuando un padre simplemente quiso implementar las normas que todo hogar debe tener. En todo entorno social deben existir reglas y es en la infancia dónde la mayoría de ellas se adoptan”.
La psicóloga afirmó que es importante encontrar castigos como no entregar mesadas, prohibir el uso de celulares, restringir el tiempo de juego y todo aquello que produzca en el menor una incomodidad que lo obligue a reflexionar sobre sus actitudes.
Recuerde que la Ley prohíbe en todo caso incurrir en violencia contra un menor y aunque las primeras llamadas de atención pueden ser simples amonestaciones, un caso de este tipo le puede significar entre 4 y 8 años de cárcel.